Con el objetivo de estudiar el efecto del calcio sobre la actividad del glifosato se realizaron tres experimentos con plantas de chufa amarilla (Cyperus esculentus L.), maicillo (Sorghum halepense (L.) Pers) y avena (Avena sativa L.). Se utilizaron rizomas de maicillo y tubérculos de chufa donde las malezas no habían recibido glifosato. Los propágulos recibieron distintos tratamientos con el fin de favorecer la brotación y fueron plantados en bolsas de polietileno de 0,018 m3 de capacidad. Las semillas de avena se sembraron en vasos plásticos de 250 cc. Los tratamientos consistieron en la combinación de 3 dosis de glifosato distintas para cada especie: 0,24; 0,48; 0,6 Kg i.a./ha para la avena, 0; 0,96; 1,44; 1,92 Kg i.a./ha para la chufa; y 0; 0,48; 0,96; 1,44 Kg i.a./ha para el maicillo, y 7 concentraciones de calcio (0, 30, 60, 90, 120, 160, 200 ppm). Adicionalmente se incluyó un tratamiento control sin glifosato ni calcio. Para preparar las soluciones herbicidas se utilizó agua bidestilada, cloruro de calcio (CaCl2) y Roundup. El volumen de aplicación utilizado fue el equivalente a 200 L/ha. La aplicación de los tratamientos se realizó 35 días después de la emergencia de las plantas de maicillo y chufa, es decir, cuando ellas presentaban entre 6 a 7 hojas y 9 a 11 hojas, respectivamente. Para la avena, se esperó que alcanzaran 5 a 7 hojas, es decir, 30 días después de la emergencia. Las plantas de avena fueron evaluadas antes de la aplicación de los tratamientos en relacion al número de hojas y a su altura. Durante su desarrollo se les midieron el número de hojas y el número de hojas necróticas.