Se procedió a marcar flores en el momento de la antesis. Se realizaron muestreos a intervalos semanales, iniciándose a los siete días post-antesis. Los parámetros evaluados fueron diámetro polar, diámetro ecuatorial, peso fresco, color de fondo, color del retículado, color de la pulpa, pilosidad, suturas, desarrollo de la zona de abscisión, espesor de la pulpa, diámetro de la cavidad interna, sólidos solubles, firmeza de la pulpa y respiración. En el análisis de cada una de las variables, se determinaron los cambios característicos del proceso de crecimiento y desarrollo del fruto, desde la antesis hasta la maduración. Se puede destacar que el fruto se encontraba en estado inmaduro alrededor de los 35 días post-antesis, edad en la que empezó el desprendimiento del pedicelo como también el cambio en la coloración. En este estado, los frutos lograron el valor máximo en peso fresco y diámetro, sin embargo, el contenido de sólidos solubles se encontraba bajo el valor mínimo aceptable, que se obtuvo alrededor de los 40 días post-antesis. Entre los 39 y 42 días post-antesis, los frutos se encontraban en estado de madurez intermedia. En alrededor del 60% de ellos ya se había desprendido el pedicelo y presentaban un color de fondo amarillo definitivo. En este periodo se logro la máxima concentración de sólidos solubles y máximo espesor de pulpa. Con posterioridad a la edad antes mencionada el fruto maduro rápidamente, perdiendo peso, tamaño, espesor y firmeza de pulpa, y concentración de sólidos solubles, es decir, se produjo una aceleración de los procesos que provocan el deterioro cualitativo del producto, no siendo apto para un periodo de almacenamiento prolongado o un embarque a un mercado distante. Es interesante destacar, que sobre la base de los cambios detectados, y en conjunto con los coeficientes de correlación de Pearson entre las variables, se determinaron cuales permiten identificar el momento optimo de cosecha para un mercado dado